torsdag 5 februari 2009

La noche y Samina

Un meteoro ha partido
la noche profunda y negra,
después me acosa el recuerdo
de la cabellera negra de Samina Rahman
que también
es una noche negra
cortada por haces de luz...

Abriose el inmenso carmesí de sus labios,
asomó tímidamente
un destello de fuego
entre los dientes
para explicar
un silogismo antropológico
que desmistificaba el idioma sánscrito
como solía hacerlo
durante las tardes
en que la acosé yo
con disquisiciones
acerca de la presunta geografía
donde se desparramó
la raíz finisecular
de las oleadas indhi
que llevaban en su bagaje
ademas de las primeras amalgamas,
el secreto de
someter el indómito pájaro de la mente
a la jaula sutil de la simbología

Completamente asombrada
abrió sus ojos enormes
que quedaron
como dos lunas oscuras
en una alborada de celajes
y pestañas azabaches

Fulguró una perla diminuta
Justo al centro
del valle que se dibuja
entre las ondulaciones
del pabellón izquierdo de su nariz

Pasábamos bajo la farola
donde un día se detuvo para decir
que era casada,
y talvez feliz
para tomar con toda naturalidad
el lugar que suele
cuando bajamos la callejuela estrecha.

Son tardes de octubre

El viento bate con fuerza
vuelve a destellar esa perla
como un astro prendido
de un universo imposible
color del bronce envejecido
que mientras habla, predice la vigencia
de la cosmología Vishnú
y la inmortalidad del Ganges.

Inga kommentarer:

Skicka en kommentar