fredag 20 mars 2009

Tímidos escribidores

Mustias como leves soplos
tímidas como violetas frágiles,
las letras de los analistas,
musitan quedamente
en las páginas de los periódicos

Cuidan de no despertar
los fatídicos escuadrones
que duermen
su sueño de monstruo aletargado

Dicen los analistas
creible
tal como razonan los ministros del gobierno
que toda causa de terror
es la desmedida ambición de los obreros,
la ingratitud de los campesinos,
la osadía mental de maestros y estudiantes,
la tosudez de los pobladores de tugurios

Las balas masacradoras,
escriben,
es muy posible que
fueran balas salvadoras

De los más avezados escribidores
asoman
sus obras
como hijos hambrientos de luz,
y sin embargo
condenados a las tinieblas
en abandonados anaqueles
de bibliotecas semidesiertas;
echados allí
a esperar la aurora vindicadora
de los museos de antigüedades
en donde son "amo y señor"
los arqueólogos extranjeros

Cuando las larvas hayan devorado
todo rescoldo
tanto de víctimas como de verdugos;
cuando sólo huezo y diente sean
los únicos testigos,
se dirá que los campesinos pobres
tenían la razón,
los obreros, los indios, los negros,
tenían razón
los niños de la calle…

Que no eran necesarias
tantas masacres por parte del Estado,
se dirá;
ni tanta saña escuadronera
ni tanta prepotencia del imperio…

Que las vidas y los bienes
batidos por el arma aérea
son deudas incobrables por demás,
puesto que no se puede dar marcha atrás
a la bolsa de valores
ni insuflar vida a los esqueletos;
que la patria entera
peligra sangrar otra vez…

Y para que todo vaya por fin
a la época de lo pasado,
se conceda en obediencia debida
perdón y olvido
a los ángeles de la muerte…

Pues Ay de los escribidores
que se atrevan a revelar
la historia verdadera!;
tendrán que desafiar el destino
desde donde lo hizo Arquímedes de Siracusa:
hasta que ruede su cerebro por el suelo
hecho pedazos por la espada pretoriana

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