Era feliz el tiempo aquel
cuando me era dado
escuchar el susurro de tus cosas
colindando yo
a tu espacio vital
Cuando podía percibir
el galope encabritado
que hacía temblar tu blusa
nerviosamente
viniendo tú hacia mí
Era el tiempo feliz
en que podía mirar
a tus ojos directamente
y embriagarme de libertad
en esos manantiales
que hoy veda a mí
la mezquindad humana
Cuando todo lo tuyo
para mí era virgen
y las pasiones estaban atadas,
era entonces feliz,
el tiempo aquel
que solía encontrar tu huella
tan fresca sobre la arena
Fui feliz
al sentir el aire
arremolinándose tras de tí,
pasando tú como saeta
peligrosamente
tan cerca de mí
Cuando escuchaba mi nombre
dicho por tu boca
y fugazmente y furtiva
tomaba tus manos entre las mías
Fue aquel tiempo feliz
el que me llevó a estrujarte
contra mi pecho,
en desesperado afán
e imposible
de fundir tus huezos con mis huezos
o de fundir tu espíritu y el mío
Pude entonces intuír la desnudez
en tu pecho
como uvas grandes y radiactivas
del tamaño de las palmas de mis manos
Presentí
aquel dulzor
poderoso y nutritivo,
presentí también su terciopelo;
y temblé como un crío hambriento,
como un niño huérfano,
y desolado…
Y qué decir ahora?
que tanta agua ha corrido bajo el puente,
y tantos lazos te han atado al pasado
Tanto ripio en que demoliste mis esquemas;
tanta madeja que tejió tu telaraña!
Reconozco eso sí
que tu sonrisa de Gioconda
es lo que me encadena a tí
irremisiblemente….
Mas qué podría decirte ahora?
si ya es mi única alternativa de futuro,
llevarte tatuada en el inconciente
íntegra
como el retrato perfecto
untado de líbido
fijada para siempre en mis delirios oníricos
en donde te persigo por el infinito
Detrás de tu sombra soy eterno fantasma…
Ahora si quieres puedes irte a las antípodas
o perecer en una aventura de fuego;
ya tengo el eslabón que me une a tí para siempre,
aún cuando se hunda el universo en sus cataclismos!
fredag 20 mars 2009
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