tisdag 15 september 2009

El tiempo delos tiempos

I
El temporal dejó anegado todo,
la espera del pan, los campos y los días.
Sobre las ciénagas quedó flotando algo.
Era recuerdo o promesa;
no sabría decirlo; mas era señal
de que no todo había sido aniquilado.

Cuando las aguas volvieron a sus cauces,
y las criaturas abandonaron sus refugios,
recomezaron otra vez las ideas, las palabras, la lucha.
El hombre se lanzó a reconstruirlo todo.
Volví la vista atrás en busca de tu rostro.
Sabía que era en vano, que eras sólamente un recuerdo.
Pero es que a veces a lo largo de la vida
yo también he esperado algún milagro.

II
Tomo el consejo que me ofrece la premura
y echo a caminar aunque no haya una estrella.
Este sendero lo andaré a tientas como un ciego
guiado nada más por el instinto y la esperanza.
Presiento el monte que me busca hace mucho
en esa cordillera que mi vista ya alcanza:
suelo desnudo; antes era fronda ancha.

Rara es el agua en la aridez recalcitrante,
pero ahí apagaré mi sed, que es una sed de siglos.
Ya no hay cantos de sirena que me aparten del camino.
Me espera en ese monte mi cueva de ermitaño
y yo espero ahí el tiempo de los tiempos.

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