Dos muslos de marfil
bajan por la falda, la colina,
bésanles, las hojas atrevidas del ramaje
de cerca sus pasos siguen dos pajes
Se detienen y Diana, atisba, agazapa, empina.
Vuelve sobre sus pasos, por la colina sube
Al alcance un gamo otea el aguaje
bebe el cristal y bebe también la nube,
quebrada abajo brama una cierva en celo
Agazapada vuelve a bajar, pegada al suelo
Diana ha pedido una zaeta silbante
coloca y tiempla un arco de gigante
lanza un alcón, inplacable, en la mirada
tras el azor va la flecha que se clava
sobre un pecho virgen que se mancha de rojo
Un corazón se detiene, gime un ”ay!” Artemisa
En el rostro de Diana, una leve sonrisa
y le tiñe los pómulos sólo un leve sonrojo
tisdag 5 maj 2009
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